La transicion de la moral
LA TRANSICIÓN DE LA MORAL. LA MORAL DEL DEBER POR LA LA MORAL DEL BIENESTAR INDIVIDUAL (DEL AMOR)
Para Lipovetsky la ética de los tiempos democráticos que corren es más
bien “indolora”, es decir, alérgica a los deberes, a las obligaciones y a los
sacrificios personales; se trata de un tipo de ética que sólo se pone en
marcha gracias a la espontánea voluntad de los sujetos. Bajo este nuevo
horizonte, el querer hacer las cosas, no el deber de hacerlas, es la razón
más contundente para realizar cualquier empresa.
La ética del bienestar individual se funda sobre los derechos subjetivos
de los individuos; derechos tales como: poder andar a tono con
los últimos gritos de la moda, el hiper-consumo de los requerimientos
y las necesidades materiales, el confort y la comodidad del individuo,
inducidos éstos desde una lógica del consumo y la publicidad. En este
tipo de ética del interés individual ya no cuenta la relación del hombre
consigo mismo, sino la relación del hombre con los objetos de consumo
y su correspondiente seducción hedonista.
Bajo esta concepción ética, el amor propio es débil, ya que no presupone
el amor a los demás, sino la consagración de su indiferencia. De
esta forma, el amor individualista, como manifestación de los derechos
subjetivos, es esencialmente la resultante de un egoísmo insolidario. El
amor, por consiguiente, ya no representa un vínculo constitutivo en la
relación ética entre persona-persona, sino un objeto más de satisfacción
de los deseos individuales.
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